El Reto
En el sector cosmético, los atributos sensoriales como la textura al aplicarlo, la rapidez de absorción o el aroma residual son determinantes para su aceptación. No basta con una fórmula eficaz: la experiencia debe ser placentera desde el primer uso.
Un equipo de desarrollo buscaba validar si la nueva formulación de su crema facial respondía realmente a las expectativas sensoriales del consumidor, especialmente en aroma y sensación en piel. Requerían entender qué versión generaba mayor agrado, menor rechazo táctil, y mayor intención de compra. El objetivo era claro: optimizar la fórmula antes del lanzamiento, con decisiones basadas en datos sensoriales reales.
La Solución
Recomendados por un parter del sector cosmético, el equipo de I+D y de marketing descubrió Sensesbit y empezaron a implementar un estudio estructurado de aceptación sensorial que permitió:
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Evaluar distintas versiones de la crema en test a ciegas, analizando atributos como espesor, absorción, acabado en piel y fragancia.
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Medir la experiencia sensorial completa: desde la apertura del envase hasta la post-aplicación.
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Recoger descripciones espontáneas del consumidor sobre sensaciones positivas o negativas.
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Acceder a resultados comparables, filtrados por perfil de consumidor y visualizables en tiempo real.
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Integrar métricas como intención de compra y disposición a pagar en función de las sensaciones percibidas.
Los Resultados
El 85% de los participantes prefirió la versión con textura ligera y aroma equilibrado, validando claramente cuál debía ser la fórmula final.
Esta validación temprana permitió:
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Reducir en 4x el número de iteraciones de reformulación.
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Acortar tiempos de desarrollo y lanzamiento.
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Duplicar la intención de compra frente a versiones anteriores.
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Estimar un impacto económico positivo de más de 450.000 € en ventas incrementales proyectadas.
Con Sensesbit, el desarrollo sensorial se integró desde el inicio como motor de decisiones estratégicas, reduciendo costes y aumentando el potencial de éxito comercial.
