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Análisis Sensorial Genética Gusto

Genética y sabores: la ciencia detrás del gusto

Sara Dominguez Torres - GTM-IA Marketing
Sara Dominguez Torres - GTM-IA Marketing |

Genética

¿Sabías que tu paladar podría estar programado desde el nacimiento? Así es: tu ADN influye en cómo percibes los sabores, lo que explica por qué algo que para una persona es delicioso, para otra puede ser horroroso.

Tus genes deciden lo que hay en tu plato

Las preferencias alimentarias no dependen solo de los hábitos o la cultura. Aunque factores como la familia, el entorno social y las experiencias de vida influyen en lo que comemos, la genética también juega un papel clave en cómo percibimos los sabores y olores.

Desde la infancia, e incluso antes de nacer, el cuerpo empieza a desarrollar respuestas únicas ante ciertos estímulos sensoriales, muchas de las cuales están determinadas por nuestro ADN.

¿Sabores, olores... y genética?

No todo se trata del gusto personal o de lo que aprendimos a comer. La ciencia ha demostrado que ciertos genes influyen directamente en cómo experimentamos el sabor y el aroma de algunos alimentos.

El caso del cilantro: ¿hierba fresca o jabón?

Uno de los ejemplos más conocidos es el cilantro. Para muchas personas, tiene un sabor fresco y cítrico; para otras, sabe literalmente a jabón. Esta diferencia se debe a variaciones en el gen OR6A2, que hace que algunas personas sean especialmente sensibles a los aldehídos presentes en esta planta.

Brócoli y amargor: no todos lo toleran igual

Otro alimento que genera debate es el brócoli. Contiene compuestos llamados glucosinolatos, responsables de su sabor amargo. Las personas con una variante específica del gen TAS2R38 perciben esa amargura de forma mucho más intensa, lo que puede llevar al rechazo. Esto no solo influye en su dieta diaria, sino que también puede inclinar sus preferencias hacia alimentos más dulces o grasos, con posibles consecuencias a largo plazo para su salud..

Con los avances en genética, la posibilidad de diseñar dietas y alimentos completamente personalizados ya es una realidad. Ya no se trata solo de comer lo que más nos gusta, sino de consumir lo que mejor se adapta a nuestra biología. Aquí entra en juego la nutrigenética, la disciplina que estudia cómo nuestros genes influyen en la forma en que procesamos y percibimos los alimentos. Y es que todo esto ya no es ciencia ficción: muchas empresas están trabajando activamente en ello.

El papel clave del análisis sensorial

El sabor, el olor y la textura de los alimentos no se experimentan igual en todos los cuerpos. Nuestros receptores sensoriales, guiados por la herencia genética, interpretan el mundo de formas distintas. Lo que para unos es placer, para otros puede ser rechazo.

El análisis sensorial ya no es solo una herramienta de marketing o control de calidad: se ha convertido en una puerta de entrada para comprender nuestras diferencias biológicas, y así mejorar la experiencia alimentaria de forma más personalizada.

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